¿Considera que en Colombia existe la discriminación racial?
Clics | Porcentaje | Gráfico |
---|---|---|
SI | ||
25 | 75.8% | |
En ocasiones | ||
6 | 18.2% | |
NO | ||
2 | 6.1% |
La discriminación racial en Colombia
Por: Hernan Moreno | Elespectador.com
LA LEY 975 DE 2001 ESTABLECIÓ EL “Día Nacional de la Afrocolombianidad”, que se celebra cada 21 de mayo, para recordar la abolición de la esclavitud en esa fecha en 1851. Esa conmemoración indicaría que Colombia es una democracia racial, respetuosa de la diferencia, poco discriminatoria y que valora positivamente la contribución de los afrocolombianos a nuestra nacionalidad.
La realidad es, sin embargo, muy distinta, como lo muestra la reciente publicación de las observaciones preliminares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el tema, basadas en la visita que realizó a Colombia en 2007 Clare Roberts, el relator especial contra la discriminación racial.
Este documento muestra que, a pesar de que Colombia cuenta con un marco constitucional apropiado para lograr la igualdad racial, lo cierto es que persisten formas estructurales agudas de invisiblización y de discriminación de la población afro.
Las observaciones de la CIDH coinciden, en lo esencial, con las conclusiones del primer informe elaborado por el Observatorio de Discriminación Racial, conformado por el programa de Justicia Global de la Universidad de los Andes, el Proceso de Comunidades Negras (PCN) y DeJusticia.
Ambos documentos muestran que la presencia de los afros ha tendido a ser invisibilizada, incluso estadísticamente. Por ejemplo, contra toda evidencia, y por errores técnicos, el censo de 1993 concluyó que sólo el 1,5% de la población colombiana era afrodescendiente. El censo de 2005 mejoró la forma de indagar sobre el tema; la participación afro creció al 11% pero, según varios expertos, esta cifra sigue minimizando su magnitud.
De otro lado, la población afro sufre discriminación en el goce de casi todos sus derechos sociales. Por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil de las comunidades afro es aproximadamente el doble de aquella de los colombianos en general. La incidencia del hambre en los afro es prácticamente el doble de aquella de los mestizos. El acceso a los servicios de salud o a la vivienda de los afro es más precario que aquel del resto de los colombianos.
Uno de los resultados más dramáticos de esta discriminación es que la esperanza de vida de las mujeres afro es menor en 11 años que la del total de la población.
En los últimos años, además, el desplazamiento forzado ha afectado desproporcionadamente a los afro, que representan casi la cuarta parte de la población desplazada. Esto se explica porque sus territorios ancestrales no sólo son espacios estratégicos en la guerra, sino que son ambicionados para la realización de proyectos energéticos, como bien lo resalta el reciente Auto 05 de 2009 de la Corte Constitucional, que da órdenes al Gobierno para amparar los derechos de esta población.
Colombia está muy lejos entonces de ser esa democracia racial que a veces nos pintan. El cumplimiento o no del mencionado Auto 05 de la Corte por el Gobierno será una buena prueba para saber si, más allá de los rituales del Día de la Afrocolombianidad, las autoridades realmente están comprometidas en desarrollar estrategias adecuadas para superar la discriminación racial.
Adenda: el orden del día para la Plenaria de hoy es una muestra de la gran sensibilidad de la Cámara de Representantes hacia las víctimas de la violencia en Colombia. El debate del proyecto relativo a sus derechos quedó en el puesto veintinueve. No tengo nada contra la celebración de los 200 años de municipios como Tello o Campoalegre o de los 50 años de la Universidad Santiago de Cali. Pero, ¿no ameritan las víctimas de Colombia una atención más prioritaria de nuestros legisladores?
¿Qué tanta discriminación racial hay en Colombia?
En los últimos días ha ocurrido un interesante debate en la prensa colombiana sobre la conveniencia de programas de acción afirmativa o discriminación positiva. Héctor Abad Faciolince planteó inicialmente el debate en una columna reciente en la cual criticó con vehemencia (y con gracia, vale decir) la certificación racial. Para Abad, el racismo es malo en todas las circunstancias, sin importar las buenas intenciones de sus promotores.
Las opiniones de Abad fueron recibidas con indignación. Motivaron la respuesta de varios académicos y activistas (algunos de ellos tienen estas dos camisetas puestas, una encima de la otra). Entre quienes respondieron cabe mencionar a Cesar Rodríguez,Rodrigo Uprimny y Jaime Arocha. Las replicas mencionaron el llamado mito del mestizaje, trajeron a cuento algunas anécdotas y sugirieron la existencia de un problema grave, tradicionalmente ignorado o subestimado: la discriminación racial.
Sin embargo, ninguno de los defensores de la acción afirmativa pareciera interesado en medir o dimensionar el problema de discriminación racial en Colombia. Ninguno mencionó un solo dato. Sus armas retóricas son distintas: las anécdotas y la indignación.
Pero los datos están disponibles, a la mano. La encuesta sobre Cultura Política en la Democracia Colombiana (LAPOP) correspondiente al año 2010 contiene algunas estadísticas relevantes para el debate en cuestión. Describo brevemente algunas de las cifras más importantes (ver el capítulo 10 del documento que resume los resultados de la encuesta).
1. El llamado mito de mestizaje no es tal: el mestizaje es una realidad sociológica incuestionable. En su mayoría, los colombianos se considera mestizos.
2. Los colombianos expresan opiniones “menos prejuiciadas contra las poblaciones de raza negra que en otros países de la región”.
3. En Colombia hay una menor incidencia de hechos de discriminación que en los otros países estudiados.
Estas cifras no niegan la necesidad de programas de acción afirmativa pero sí contradicen de manera rotunda algunos de los argumentos de sus defensores. Sea lo que sea, los datos son un aporte relevante a un debate interesante pero incompleto, que ha ocurrido, hasta ahora, en un vacío empírico.