miércoles, 27 de abril de 2011

EL ESCUDO DE MI VIDA

Dibuja un escudo dividido en cuatro compartimientos. En uno dibujarás el acontecimiento más feliz de tu vida. En el otro el momento más triste. En otro tu mayor esperanza. En otro tu mayor temor. Sobre el escudo escribe un lema que condense los valores que guían tu vida.

LAS DIMENSIONES DE LA EXISTENCIA HUMANA

REFLEXIONA

Las facetas de la existencia humana son más numerosas que las de un cristal. Nunca
terminaremos de conocernos y de profundizar en el interior de nuestra existencia.
De manera simplificada podemos distinguir algunas dimensiones fundamentales de la
existencia humana que llamaremos personal, sociofamiliar y profesional.
La faceta personal de nuestra existencia está compuesta por aquello que somos como
individuos, aquello que internamente nos pertenece, aquello que nosotros solamente
podemos sentir: nuestro cuerpo, nuestra salud, nuestros sentimientos, nuestras
emociones, nuestras frustraciones, nuestras aspiraciones, nuestras cualidades, nuestros
defectos, nuestras experiencias. Nadie puede sufrir en mi lugar, ni morir por mí, ni
amar por mí, ni enfermarse por mí. Esa esfera es de mi exclusividad. Mi tarea es
conocerla y cambiarla en aquello que sea posible y conveniente cambiar. Debemos
valorarnos a nosotros mismos, amarnos. Amarse a sí mismo, amar la vida, amar lo que
somos, es principal deber y primordial virtud del ser humano.
Un sano altruismo debe estar basado en un sano egoísmo. Si no cuidamos nuestra
salud, no podremos servir a los demás, ni cumplir con nuestro deber, tornándonos en
carga para la sociedad.
Odiarse o despreciarse a sí mismo, o renegar de la vida, o lamentarse de aquello que
uno es, es una actitud negativa y estéril.
La faceta social y familiar está constituida por las relaciones de mi yo con su entorno y
con los demás seres y grupos humanos, comenzando por la propia familia, la patria, la
universidad, los amigos, el barrio. El ser humano debe buscar enriquecer sus relaciones
sociales porque de la calidad de tales relaciones sociales surge un enriquecimiento mutuo
que promueve una sociedad humanamente enriquecida. Por naturaleza somos sociales.
El aislamiento, el egoísmo y el conflicto acaban con la humanidad.
La faceta profesional está constituida por nuestra actividad laboral propiamente dicha.
Optimizarla, orientarla, realizarla con excelencia, con entusiasmo y con responsabilidad,
es un deber humano. La mediocridad es humanamente intolerable.
Estas facetas de nuestro comportamiento deben ser conocidas, asumidas, enriquecidas
y armonizadas de tal manera que no se contaminen sino que se colaboren mutuamente
dando unidad y coherencia a nuestro comportamiento.

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